1. “¡No me obligues a dar media vuelta!”
Tus padres nunca dieron media vuelta, y tú tampoco lo harás. ¿Por qué nos molestamos en decirlo?
2. “¡Deja de hacer eso o se te va a quedar la cara así!”
Ya todos sabemos que eso no es cierto.
3. “¿Si todos tus amigos saltan de un precipicio, tú también?”
¿Ya se nos olvidó lo molesto que era que compararan saltar a un precipicio con querer ir al centro comercial con los amigos?
4. ¿Qué parte de ‘NO’ no entiendes?
Seguimos sin saber cuántas partes de “NO” existen, pero igual lo decimos.
5. “Porque lo digo yo”.
Nos prometimos a nosotros mismos que
nunca daríamos respuestas a medias, pero eso fue antes de todos los “por
qué”. Demasiados “porqués”.
6. “¡Mientras vivas bajo este techo, harás lo que yo diga!”
¿Recuerdas lo mucho que mirabas hacia arriba cuando tu papá decía eso? Igual que nuestros hijos ahora.
7. “Cuando yo tenía tu edad, no teníamos todos esos juguetes locos”.
Una vez que dices esto, no tardas en contar que ibas a la escuela caminando entre la nieve, cuesta arriba de ida y vuelta.
8. “¿Cuántas veces tengo que decírtelo?”
Y hacemos énfasis en “veces” igual que nuestros padres.
9. “Cierra la puerta. ¡No te criaste en un granero!”
Nunca entendí esta. ¿Acaso los graneros no suelen tener puerta?
10. “¡Estoy hasta el moño de ustedes!”
¿Hasta dónde? ¿Alguien sabe cuál moño?
11. “Espera hasta que tu papá/mamá llegue a casa”.
Me pregunto si cuando nuestros padres
decían esto en realidad querían decir que les importaba. Pues es lo que
nosotros queremos decir.
12. “Espero que algún día tengas un hijo como tú”.
Esto es algo bastante agresivo-pasivo que decirle a un niño, y sin embargo, la decimos.
13. “¡Hay muchos niños muriendo de hambre en el mundo!”
¿En serio? ¿Después de todo este tiempo no se nos ha ocurrido algo mejor para que nuestros hijos se coman la comida?
14. “Haz lo que te digo, no lo que hago”.
Sabemos que esto es mentira igual que cuando no lo decían nuestros padres, pero es más fácil decirlo que cambiar para mejorar.
15. “¡Así como te traje al mundo te puedo sacar de él!”
“Sí, claro, como no”, dice tu hijo (lo que suena extrañamente familiar, pues tú contestabas igual cuando tenías su edad).
16. ¡Yo te voy a dar algo que te haga llorar!
“¡Ja, ja, ja!” -Tus padres están oyendo todo lo que dices.
17. “Algún día cuando seas mayor, lo entenderás”.
Y si no lo hacen, para ese entonces seguramente se les habrá olvidado todo.
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